Los seres humanos constantemente estamos jugando un juego el del "si... pero..." Es como una transacción entre dos o más personas y en ese juego irremediablemente tomas uno de los tres papeles del triángulo: rescatadora, perseguidora o víctima.
En este triangulo, el perseguidor actúa bajo el influjo de la agresividad y necesita una víctima para existir, pues en ella es en quien deposita su poder. Son aquellas personas que quieren corregir al mundo. Dictan lo que es correcto y lo que es erróneo porque ellos nunca se equivocan, caracter generalmente fuerte que desnudan con la mirada y descuartizan con las palabras. Ellas persiguen el control de situaciones y personas, quien no actue como ellas esperan o desean automáticamente es descalificado o castigado.
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El rescatador actúa bajo el influjo de la culpabilidad y siente satisfacción al hallarse cerca de un perseguidor, ya que sólo así podrá rescatar a la víctoma y jugar el rol de ser el bueno del cuento. Son personas que quieren cuidar a todo el mundo, pero terminan muchas veces desvalorizando la capacidad de los otros. Algo así como quien se casa con un alcoholico con la intención de cambiarlo y lo logra... termina bebiendo más por no darles la oportunidad de progresar. El rescatador es un catedrático en la adjudicación de los problemas ajenos, aunque generalmente no ve los propios o los abandona para resolver los otros, ya que esto le resulta menos doloroso y compremetedor.
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Finalmente, la víctima actúa bajo el influjo del resentimiento, son personas que hacen de su vida una serie de incapacidades y males. Su vida es el resultado de las acciones de los demás y no logran asumir la responsabilidad de sus propios actos. Su vida se acompaña de una enorme sábana para llorar y llorar. Suelen ser chantajistas y cargan con sigo un libro en donde contabilizan las deudas que los demás tienen para con ellas. Un signo característico es que suelen decir a casi todo que sí, aunque de inmediato canalizan su pesar en alguien más por el compromiso que voluntariamente adquirieron. Ejemplos: "es que no podía negarme, imagínate lo que pensaría de mi si no le hago este favor; al fin de cuentas mi vida esta consagrada a los demás y yo estaré en el último lugar" o que tal "con tal de que mis hijos y mi marido estén bien y contentos, yo no importo, con que ellos sean felices basta". Es frecuente que los hijos de estas victimas terminen llenos de miedos, jugando el papel que tanto odiaron y graduándose como expertos manipuladores y resentidos con la vida.
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Los seres humanos desempeñamos constantemente estos papeles, pero suele predominar uno de ellos, y hay que cobrar conciencia de ello para no quedar atrapados en el juego. Si tú entras en el triángulo, irremediablemente cargarás con las consecuencias: te quemarás.
3 comentarios:
Que profunda me salió hoy...
Lo que causa la lectura, sacada del libro: Dios mío, hazme viuda!!!
Que poética jeje. Saludos desde Cd. del Carmen.
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